junio 09, 2007

¿Y DESPUÉS DE PENTECOSTÉS QUÉ?


Rodolfo Saborío

El domingo pasado recordamos y celebramos la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. En los domingos anteriores fijamos nuestra atención en las diferentes maneras cómo el Espíritu Santo de Dios se manifestó en la iglesia del primer siglo de nuestra era.

El primer sermón de Pedro se da en circunstancias un poco extrañas. El fenómeno de la glosolalia – facultad de hablar en lenguas-, produjo tal confusión en los moradores y visitantes que habían venido a Jerusalén para la celebración de la fiesta de Pentecostés que concluye con la afirmación de que esa gente está borracha. El Pedro nuevo revestido de un cambio radical después de la resurrección del Señor, puesto en pie junto con los otros apóstoles comienza su homilía con otra afirmación: ‘Estos no están borrachos como ustedes creen, ya que apenas son las nueve de la mañana’. Sigue con una cita de Joel. Luego cita a David en su canto del Salmo 16 en donde el salmista habla de la presencia del Señor en su vida. Por último fija su atención en la resurrección de Cristo Jesús y su señorío. Hace un llamado al arrepentimiento y al bautismo. Se bautizan como tres mil personas que son las primicias de la iglesia.

¿Cuál es el resultado de Pentecostés y del primer sermón de Pedro? ¿Qué sucedió después? ¿Qué pasó con esos nuevos creyentes? Sucedieron por lo menos cuatro cosas. En primer lugar, esos nuevos hermanos y hermanas perseveraban en la doctrina de los apóstoles. En segundo lugar, vivían en comunión unos con otros. En tercer lugar, juntos se gozaban en el partimiento del pan. Y en cuarto lugar, perseveraban en la oración.

Aún sin hacer una exégesis profunda entendemos estos cuatro aspectos vivenciales de aquellos hermanos y hermanas que nos precedieron en la conformación del cuerpo de Cristo. Ellos nos presentan el reto a seguir su ejemplo. Que el Espiritu Santo nos mueva a hacerlo aquí, en el siglo XXI, en la Comunidad Cristiana El Bosque.


No hay comentarios.: