Rodolfo Saborío
I Corintios 12
En los ‘momentos de reflexión’ del domingo pasado, se dijo lo siguiente: ‘Somos una comunidad de cristianos que nos llamamos El Bosque. En las lecciones de ciencias se estudian las comunidades bióticas que forman la naturaleza que Dios hizo. Las comunidades son grupos de organismos vivos diferentes que tienen dos características: comparten el mismo hábitat e interactúan de manera armónica y ordenada’.
Es en el marco de esas características que el Espíritu Santo de Dios confiere sus dones a la iglesia de Jesucristo.
En lo atinente a las enseñanzas acerca de los dones espirituales que encontramos en
I Corintios 12 podemos señalar tres verdades fundamentales.
En primer lugar, los dones son dados por el Espíritu Santo y lo hace conforme Él quiere. Hay que cuidarse de la tentación de creer que uno por su propia cuenta tiene ciertos dones que puede ofrecerlos a los demás.
En segundo lugar, los dones dados por el Espíritu Santo a las personas son para el enriquecimiento del cuerpo de Cristo, que es la iglesia, y nunca para el beneficio personal. Se recibe un don y se pone al servicio de la comunidad.
Y en tercer lugar, el sentido de comunidad se manifiesta en la diversidad de dones que el Espíritu Santo confiere conforme a su voluntad. Con los dones esa diversidad conduce a la unidad. Bueno es recordar aquí que el don por excelencia que hemos recibido de Dios es la salvación.
En conclusión, reafirmamos que los dones espirituales son otorgados por el Santo Espíritu de Dios para enriquecimiento del cuerpo de Cristo. Al recibir un don se debe tomar la iniciativa para ponerlo al servicio de los demás. Así la comunidad (diversidad) encuentra el camino de la unidad. Que así sea en nuestra amada iglesia.
mayo 23, 2007
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