Romanos 12.2 DHH* - A propósito de la Reforma
~ Plutarco Bonilla A. ~
La relación entre el pensamiento y la vida ha sido ya objeto de estudio, como lo ha sido la relación “triangular” entre vida, pensamiento y palabra. Sin mayores pretensiones, ofrecemos aquí algunos pensamientos que quizás nos ayuden en la comprensión tanto de la Reforma del siglo 16 como de lo que es nuestro estilo de vida en tanto cristianos.
Sócrates, de quien un pensador cristiano del siglo segundo estimó que era “un cristiano antes de Cristo”, consideraba que el pecado consistía en la ignorancia. O sea, que una persona peca porque no conoce.
A primera vista, tal afirmación se opone, y categóricamente, a lo que Pablo sostiene en la carta a los Romanos. En efecto, en el capítulo 7, hace, a partir de su experiencia, afirmaciones como estas: “no hago lo que quiero, y en cambio aquello que odio es precisamente lo que hago” (v. 15), “aunque tengo el deseo de hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo” (v. 18).
Por otra parte, tenemos también aseveraciones no menos categóricas, en labios de Jesús, como la de Juan 8.32: “conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”.
En las palabras de Sócrates podemos encontrar atisbos de una realidad que nos parece evidente en la enseñanza de la Biblia. La verdad de la que esta habla no es la mera aprehensión intelectual de una determinada afirmación. Es eso, pero mucho más. Para los escritores bíblicos, la verdad es para “ser hecha”, y no tan solo para “ser comprendida”; la verdad es para “andar en ella” y no meramente para ser “pensada”. En fin, la verdad es para ser incorporada a la vida total de la persona, y no solo a su función mental.
Por eso, Pablo pide a los romanos que cambien su manera de pensar, pues de esa manera cambiarán su manera de vivir. “Cambiar la manera de pensar” es, en clave cristiana, tener la mente de Cristo (1 Corintios 2.16), en quien no se daba el divorcio entre el pensamiento y la vida, en quien la palabra era acción y las acciones, palabras (los milagros eran parábolas y las parábolas, milagros). De ahí que se relacione la Verdad que es Jesús con la Palabra, con la Luz, con la Vida y con el Camino.
Hoy se celebra, con dos días de anticipación, el “Día de la Reforma”. Y esta, de la que somos herederos, fue una revolución del pensamiento que se expresó en una transformación de la vida de los pueblos y de las personas que los constituían y que la aceptaron.
Que hoy, esa misma Verdad continúe revolucionando la vida de todos nosotros.
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