-Marilú Navarro
La historia es bien conocida. Jesús se acerca a una mujer samaritana para pedirle de beber. Ella sorprendida casi no puede dar crédito a sus oídos por tan extraña petición. Se inicia entonces un diálogo intenso y profundo acerca de lo que significa adorar a Dios, en una secuencia inusitada: el agua viva, los cinco maridos, el lugar de adoración…y así hasta la identificación de Jesús como el Mesías prometido.
Encontramos en este bello pasaje varias declaraciones que resultan reveladoras sobre la verdadera adoración:
• La verdadera adoración se da sobre la base de una vida enteramente transformada. (V.14)
• La verdadera adoración no depende del lugar donde se realice, ni de las posturas externas. (V.21)
• La verdadera adoración debe hacerse en espíritu y en verdad.(V.24)
Jesús es la verdad y nuestra relación honesta y auténtica con él, expresada en una vida comprometida con su Reino de paz y justicia hace posible que el Padre nos considere como los adoradores que busca.
noviembre 17, 2006
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