diciembre 01, 2006

La belleza de Jesucristo

– Marielos Rivera Turcios

Hebreos 1: 1-9
Mateo 3: 17b

Nació hace más de dos mil años, ha sido el más hermoso y grande de todos los hombres antes visto. Su gloria, su poder
y su majestad no tienen límite. Los profetas hablaban de Él, lo profetizaban.

Se le considera el resplandor de la gloria de Dios y por medio de Él se muestra la grandeza y el poder de su Padre. Él hizo el universo y es dueño de todo.

Su palabra es tan poderosa que sustenta todas las cosas con tan solo abrir su boca.

Él dio su propia vida para limpiarnos de nuestros pecados y reconciliarnos con Dios el Padre y habiendo hecho todo esto llegó y se sentó en el Cielo, a la diestra del trono de Dios.

Es el orgullo de su Padre y lo presenta al mundo como su primogénito y dice: “Que todos los ángeles le adoren. Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”

noviembre 17, 2006

VERDADEROS ADORADORES

-Marilú Navarro

La historia es bien conocida. Jesús se acerca a una mujer samaritana para pedirle de beber. Ella sorprendida casi no puede dar crédito a sus oídos por tan extraña petición. Se inicia entonces un diálogo intenso y profundo acerca de lo que significa adorar a Dios, en una secuencia inusitada: el agua viva, los cinco maridos, el lugar de adoración…y así hasta la identificación de Jesús como el Mesías prometido.
Encontramos en este bello pasaje varias declaraciones que resultan reveladoras sobre la verdadera adoración:
• La verdadera adoración se da sobre la base de una vida enteramente transformada. (V.14)
• La verdadera adoración no depende del lugar donde se realice, ni de las posturas externas. (V.21)
• La verdadera adoración debe hacerse en espíritu y en verdad.(V.24)

Jesús es la verdad y nuestra relación honesta y auténtica con él, expresada en una vida comprometida con su Reino de paz y justicia hace posible que el Padre nos considere como los adoradores que busca.

noviembre 08, 2006

¡Esa nariz tan sucia!

- David Ross -

Siempre sucede cuando llevo prisa: me doy cuenta de que olvidé algo en el estudio de mi casa; puede ser mi billetera, mi celular o las llaves. Lo peor del caso es que debo pasar por el patio para llegar al estudio. Para quienes no conocen mi casa, en el patio trasero habita una fiera alocada llamada Sasha. Son cerca de 60 libras de pura energía, alegría y emoción manifestadas en una husky siberiana, la cual casi siempre tiene la nariz bastante sucia. Cruzar el patio sin que esa nariz llena de tierra no entre en contacto con mis pantalones recién lavados o con mi camisa blanca, es casi imposible. Pero bueno, es parte del precio que se debe pagar junto con las cosas buenas que hay cuando se tiene un perro en casa.
Ser cristiano también tiene un precio, así como el acto de adorar a Dios requiere también de un esfuerzo. Claro que no pretendo comparar la vida de un cristiano, o el acto de adorar a Dios, con el hecho de convivir con un perro. El regalo de poder adorar a Dios es una gran bendición, pero también se necesita dedicación de nuestra parte.
La adoración se puede llevar a cabo de muchas maneras y en muchos lugares; sea cantando, orando, sometiéndonos a la voluntad de Dios, o simplemente mostrando el amor de Dios a los demás. Y este último ejemplo suele ser uno de los que más nos cuesta poner en práctica, ya que el preocuparnos por los demás e involucrarnos con ellos puede hacer que nos "embarremos" un poco. Sin embargo, este acto de "embarrarnos" con los problemas y asuntos de nuestros hermanos y hermanas puede ser de gran bendición pues nos da una oportunidad para servir y mostrar el amor de Cristo vivo en nosotros. Además recordemos que un algún momento, tarde o temprano, nosotros seremos -o ya hemos sido- los de las narices sucias, que "embarramos" a los que están cerca.
Por ese gran amor fue que Jesús vino a este mundo, para vivir con nosotros y "embarrarse" con nuestros problemas y necesidades hasta el punto de morir en la cruz. ¡Qué naricitas tan sucias las nuestras! Pero aun más impactante, ¡que amor tan profundo el de nuestro Dios!

noviembre 02, 2006

Mirando a Jesús para Crecer


- Bernal Chaves -

En cada área de la vida existen buenos y malos modelos a seguir. Los partidos políticos en todos los países tratan de poner como líderes a personas que al criterio de ellos sirvan de modelo y ejemplo a las nuevas generaciones, para que les ayuden a lograr grandes cosas. La humanidad, a través de los siglos, ha buscado en quién poner los ojos.
Hay quienes ponen su mirada en los aspectos tecnológicos y nuevas invenciones. Algunos miran a figuras de la música y el arte; otros se fijan en deportistas. Están los que ponen los ojos en científicos que han heredado mucho conocimiento a través de investigaciones y estudio.
Desde mi niñez he tenido la bendición de conocer a hombres y mujeres dedicados al servicio de Dios, y a través de ellos y ellas yo tuve la oportunidad de conocer más de Dios porque algo tenían en común: tenían puestos sus ojos en Jesús y me enseñaron lo importante que es tenerle a Él como modelo en la vida cristiana.
Los grandes héroes de la fe del Antiguo Testamento, tanto hombres como mujeres, tenían sus ojos puestos en un Mesías prometido. El libro de Hebreos nos dice que Moisés tenía "la mirada puesta en el galardón" y que no tuvo temor, porque se sostuvo como viendo al invisible.
Los escritores de los Evangelios y del Nuevo Testamento tenían sus ojos puestos en Jesús y por está razón respondieron a su llamado dejando su vida vieja y adquiriendo los retos que Jesús les presentó en su tiempo.
Hebreos 12:2 nos recuerda: "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe".

Pablo, en el libro de Filipenses, nos muestra a Jesús como el mejor ejemplo de consagración, en quien nosotros podemos poner nuestra mirada en el diario vivir y en el caminar de nuestra vida cristiana. Consideremos juntos algunos elementos que nos pueden ayudar a poner nuestra mirada en Jesús para perseverar en nuestra vida cristiana y en nuestro llamado personal a la consagración.

octubre 27, 2006

Cambien su manera de pensar para que asi cambie su manera de vivir

Romanos 12.2 DHH* - A propósito de la Reforma
~ Plutarco Bonilla A. ~

La relación entre el pensamiento y la vida ha sido ya objeto de estudio, como lo ha sido la relación “triangular” entre vida, pensamiento y palabra. Sin mayores pretensiones, ofrecemos aquí algunos pensamientos que quizás nos ayuden en la comprensión tanto de la Reforma del siglo 16 como de lo que es nuestro estilo de vida en tanto cristianos.
Sócrates, de quien un pensador cristiano del siglo segundo estimó que era “un cristiano antes de Cristo”, consideraba que el pecado consistía en la ignorancia. O sea, que una persona peca porque no conoce.
A primera vista, tal afirmación se opone, y categóricamente, a lo que Pablo sostiene en la carta a los Romanos. En efecto, en el capítulo 7, hace, a partir de su experiencia, afirmaciones como estas: “no hago lo que quiero, y en cambio aquello que odio es precisamente lo que hago” (v. 15), “aunque tengo el deseo de hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo” (v. 18).
Por otra parte, tenemos también aseveraciones no menos categóricas, en labios de Jesús, como la de Juan 8.32: “conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”.
En las palabras de Sócrates podemos encontrar atisbos de una realidad que nos parece evidente en la enseñanza de la Biblia. La verdad de la que esta habla no es la mera aprehensión intelectual de una determinada afirmación. Es eso, pero mucho más. Para los escritores bíblicos, la verdad es para “ser hecha”, y no tan solo para “ser comprendida”; la verdad es para “andar en ella” y no meramente para ser “pensada”. En fin, la verdad es para ser incorporada a la vida total de la persona, y no solo a su función mental.
Por eso, Pablo pide a los romanos que cambien su manera de pensar, pues de esa manera cambiarán su manera de vivir. “Cambiar la manera de pensar” es, en clave cristiana, tener la mente de Cristo (1 Corintios 2.16), en quien no se daba el divorcio entre el pensamiento y la vida, en quien la palabra era acción y las acciones, palabras (los milagros eran parábolas y las parábolas, milagros). De ahí que se relacione la Verdad que es Jesús con la Palabra, con la Luz, con la Vida y con el Camino.
Hoy se celebra, con dos días de anticipación, el “Día de la Reforma”. Y esta, de la que somos herederos, fue una revolución del pensamiento que se expresó en una transformación de la vida de los pueblos y de las personas que los constituían y que la aceptaron.
Que hoy, esa misma Verdad continúe revolucionando la vida de todos nosotros.

octubre 23, 2006

ANDAR CON CRISTO

– Mickey McKinney –

Cuando pensamos en la consagración y adoración, muchas veces nos complicamos tratando de definir lo que éstos pueden significar. En realidad no son asuntos tan complicados. Para vivir una vida consagrada, sencillamente tenemos que andar con Cristo, en Su Luz y totalmente dependientes de Él. Por lo tanto, al andar con Cristo nos damos cuenta de que podemos tener comunión con Dios porque Él es Dios y Él desea que adoptemos sus intereses. Es decir, las cosas que le interesan a Dios, las debemos tomar nosotros, adaptarlas a nuestra vida y permitir que Cristo nos transforme, dejando atrás los deseos egoístas de las tinieblas.
Pensemos un momento en lo que le interesa a Dios y, por lo tanto, a nosotros. A mi parecer, los cinco intereses más importantes según la Palabra de Dios, son 1) aprender a amar lo que Jesús ama; 2) aprender a glorificar a Dios; 3) aprender a vivir unidos a Dios y en comunión los unos con los otros; 4) aprender a compartir con Cristo en sus sufrimientos; 5) aprender a buscar diligentemente el Reino de Dios.
No importa quién sea ni de dónde venga, si una persona entrega su vida a Cristo de esta forma, Dios transformará totalmente su vida. Esto implica que dicha persona tendrá que pasar mucho tiempo en oración y en la lectura de la Santa Palabra de Dios.

octubre 11, 2006

Mis botas impermeables

~ Reyner Azofeifa ~

Lucas 7.36-42

Medité por varios días sobre lo que quería compartir este domingo a través del sermón. No fue sino hasta hoy en la tarde cuando, debajo de la lluvia, tuve una visión más clara acerca de adorar y agradecer a Dios. Hace dos semanas que "interné" mi carro en el taller, y me dirigía a recogerlo –¡al fin! Durante estos días he tenido que andar en bus, he acumulado agua en mi ropa a causa de los repetidos aguaceros que han caído sobre mí, y me he percatado que estoy orando y agradeciendo más a Dios. Aunque parezca un poco raro, pero la falta de carro me hizo mejor persona –por lo menos más saludable a raíz de las caminatas frecuentes.
¿Cómo puede ser –pensé esta tarde mientras me caía otro aguacero encima– que esta situación me lleve a mejorar mi vida de adoración a Dios. Esperando el bus en la parada, tomé un momento para ver los zapatos de los que conmigo esperaban debajo de la lluvia. Me di cuenta de que la mayoría no estaban calzados adecuadamente para la lluvia, y que posiblemete tenían sus pies mojados dada la lluvia inmisericorde que caía. Fue entonces cuando vi mis propios zapatos: unas botas impermeables al agua, y muy cómodas que compré años atrás y que uso con poca frecuencia. El tiempo se congeló y pude entender: Dios me proveyó la oportunidad de quedarme sin carro por dos semanas para estar agradecido por mis botas.

La adoración se da aun en las cosas más pequeñas de la vida, y en los detalles más sutiles de cada día. Depende de nosotros si vamos o no a aprovechar esas oportunidades que Dios nos da para adorarle por el momento que nos da.
Desafortunadamente nos hemos dado a la tarea de desechar lo común, lo sencillo y lo cotidiano por lo lo espectacular, lo material, lo llamativo.
Estar agradecido por mis botas "anti-agua" puede parecer poco significativo y hasta ingenuo. ¡Cómo anhelo esa actitud como la de la mujer que lavó los pies del Señor con sus lágrimas! Ella llegó con muchas lágrimas, gran dolor, y un pequeño frasco de perfume. Mientras sus lágrimas servían para homenajear a Jesús, su corazón era restaurado. Y sin saberlo, ella misma se convertía en la fragancia que complacía al Nazareno que le amó y le perdonó. A falta de una casa, de una mesa y de comida que ofrecerle a Jesús, como lo hizo el fariseo, la mujer le ofrece sus lágrimas, su perfume y su agradecimiento.

La mujer agradeció con su perfume, yo agradezco con mis botas. ¿Y usted?

septiembre 19, 2006

NO SABIAN QUE RESPONDERLE

Adoración que Trasciende al Culto
~ Marcos 14.26-42 ~


En alguna medida, cada uno de nosotros ha estado en los zapatos de los discípulos durmientes en Getsemaní. Nos hemos encontrado en situaciones donde no sabemos cómo responder a Jesús cuando nos encuentra dormidos.
Aun después de comer juntos, de compartir entre amigos, de escuchar la enseñanza del Maestro y permitirle lavar sus pies, después de cantar el himno y prometerle su fidelidad a precio de muerte, los discípulos no supieron qué responder a Jesús.
Nos concierne aquí el tema de la adoración corporativa que se da en el culto cristiano, y al mismo tiempo aquella adoración que toma trasciende al culto: la adoración personal. Al parecer, el culto sí cambia a las personas, aunque muchas veces ese cambio parece ser de corto plazo, porque parece que no dura más allá del monte de Olivos. Aunque la emoción de tener a Jesús con nosotros en el culto nos emociona, y le prometemos "cielo y tierra", esto no garantía que nos vayamos a convertir en adoradores de tiempo completo.
El culto nos recuerda enfáticamente que podemos adorar a Dios como comunidad, pero no nos asegura que este estado de adoración va a acompañarnos el resto de la semana fuera del ambiente eclesial.
Para los discípulos, especialmente para Pedro, Jacobo y Juan –y hasta para Marcos, de quien leemos el relato– la experiencia les haría crecer de manera dolorosa, para recordar el significado real de una vida que adora dentro y fuera de los márgenes de cualquier actividad religiosa: una vida que sabe responder cuando el Maestro nos pide vigilar y orar para no caer en tentación.

–Reyner Azofeifa

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